Bea Pérez
Madrid, 1983
Las pinturas expresionistas y figurativas de Bea Pérez están abiertamente inspiradas en el arte, la arquitectura moderna y el lenguaje del cómic.
Los protagonistas de su obra suelen ser retratados solos, centrándose en el personaje indolente, el explorador urbano, el individuo forjado en la calle y sin rumbo, en actitudes de puro flâneur, ya sea confinado en la intimidad de una escena de género o perdido en un paisaje denso, exuberante y romántico.
Su obra es aparentemente melancólica pero a menudo con cierto sentido del humor, manteniendo cierta tensión entre la realidad (basada en experiencias personales) y la ficción.